Por Cristina González
Ya hemos visto anteriormente cómo la frontera entre matrimonio forzado y concertado abre un debate por su difícil definición. No obstante, es aún más compleja la cuestión de los matrimonios celebrados por ritos o religiones que no han establecido ningún Tratado con España (católica, musulmana y protestante e israelita) y a los que no se les reconoce eficacia civil, por no reunir los presupuestos para que un acto se considere como celebración de un matrimonio válido.
Éste es el caso de los matrimonios celebrados por el rito gitano, a los que nuestro ordenamiento jurídico no confiere efectos por no figurar en el Registro Civil, a pesar de que en determinadas ocasiones se les hayan reconocidos ciertos derechos, incluso por el Tribunal de Derechos Humanos (DDHH) de Estrasburgo¹, por la convivencia análoga a la del matrimonio.